(prefacio, edición, traducción de pasajes latinos y notas)
México, Sociedad Cultural SyF, 2015ó
“Ahora bien, ¿qué abarca y qué implica la obra que el lector tiene en sus manos? Es, ante todo, un compendio, en una parte histórico y en otra filológico, de los variados orígenes a los que se remonta nuestra lengua con sus oportunas referencias culturales y citas literarias procedentes de distintos idiomas, a todo lo cual Mayans y Siscar agrega como remate una crítica bien revestida de pieza oratoria.
“Los Orígenes contienen una introducción en que se lanza a ubicar, si no los umbrales de nuestra lengua castellana, al menos la razón de los mismos en el germen de la cultura humana que entre la espiritualidad religiosa y mítica se respira en las sagradas escrituras bíblicas. Para ello entra en materia lingüística y aventura líneas sobre lo que piensa respecto de la estructura de las lenguas primitivas, insufladas por la divinidad, y traza el plan de acción de su obra: los orígenes generales, los principios, las reglas y las perfecciones de la lengua nacional. Después hablará de la lengua propiamente y de la lengua española, y es aquí donde van a surgir, en un texto breve que, después de la introducción, podríamos llamar nota preliminar al texto base, los primeros asomos de la actitud crítica de don Gregorio, con el ordenamiento de los postulados y las citas de autores clásicos antiguos y contemporáneos.
Ya sumergido en su materia, Mayans y Siscar comenzará por distinguir las lenguas empezando por la primitiva de España y acabando en lo que hoy está en uso, cuyos orígenes generales piensa justamente señalar. Y es en ese recorrido en el cual nos llevará por tiempos y regiones variados, desde las antigüedades helénicas, romanas y judaicas, hasta los Siglos de Oro en España, pasando por los meandros lingüísticos por los que surcó la lengua castellana acopiando aguas de distinta procedencia: fenicia, púnica, goda, germánica y cantábrica… Después de todo ese rico, variado y adornado recorrido, don Gregorio lleva al lector a las nociones de lenguas matrices, inmiscuyéndose al examen de las etimologías. Y, así, como si se estuviera dedicando a la labor de formar etimologistas, se da a la tarea de proponer los principios y reglas que debe saber y usar el etimologista para dar las etimologías según conviene. El recurso sigue siendo el recorrido y lleva Don Gregorio al lector de la mano en una suerte de caminata por los usos coloquiales de diversos términos; un ameno entrar y salir por casos en que la lengua se transformó, como si fuéramos de casa en casa o de taberna en taberna escuchando el hablar del pueblo.
Ya será en las Observaciones donde don Gregorio dará el listado consabido de los cambios que ha habido en la lengua castellana con ejemplos precisos para cada letra o grupo de letras. Finalmente, le seguirá una reflexión con modelos también respecto de la silabación, y en este capítulo final se conjuntan la voluntad de cita con la caminata mencionada por los ejemplos de la lengua viva y evolucionada.”
El autor.